¿Qué hacemos este finde? Esta es una pregunta que nos planteamos mucho en casa y que seguro que vosotros también. Por ahora estamos teniendo suerte, y el otoño está siendo muy suave, clima cálido, días soleados… ¡Parece verano! Pero este fin de semana ya nos ha tocado cambiar la hora, y a partir de ahora los días van a ser cada vez más cortos, más fríos… ¿qué plan hay?
Las opciones son más o menos limitadas (dependiendo de la ciudad en la que viváis), pero se reducen de manera significativa en invierno, cuando no podemos salir a la calle con el patinete y un balón y matar la tarde. Dependiendo de lo más o menos frioleros que seáis podréis seguir con este plan aún en invierno, pero habrá días en que no os quede más remedio que quedaros en casa. ¿Y entonces qué hacemos?
UNA CAJA CON MUCHA HISTORIA
Voy a aprovechar el post de esta semana para hablaros de un plan que podéis hacer cuando tengáis un rato libre, en el que no sepáis que hacer, y que os aseguro les va a encantar a vuestros pequeños. ¿Qué necesitáis? Una caja, cartulinas, pegamento, mucha imaginación y grandes dotes de paciencia.
Con estos materiales y una buena tarde por delante podéis construir una casa (o casita dependiendo de como de grande sea la caja) con la que los niños jugarán horas y horas. Puede ser un apartamento de soltero, un dúplex o un chalet adosado. Las opciones son infinitas.
De la parte arquitectónica no puedo hablaros demasiado, porque es algo que me supera y de lo que no tengo los conocimientos técnicos necesarios. Por suerte estoy rodeado de gente altamente creativa y dotada para el arte de las manualidades, que hace maravillas con unos pocos materiales y un rato libre por delante. Pero de lo que sí os puedo hablar es de los beneficios múltiples que os puede aportar una manualidad de este tipo para muchos aspectos de la mente y la psicología del niño.
UN PLAN PARA TODA LA FAMILIA
- Para empezar es un tipo de actividad que favorece mucho la conexión con otras personas. La única manera de sacar un proyecto así adelante es trabajando en equipo, colaborando unos con otros, compartiendo ideas, materiales y tiempo. En nuestra casa han participado abuelos, padres, amigos… Cada uno aportando su granito de arena. Es un proyecto familiar de manual.
- Para mi, es uno de esos “momentos de alta calidad” de los que os he hablado en varias ocasiones. No os podéis imaginar los ratos de puro goce y placer que ha experimentado nuestra pequeña mientras construía la casita con sus propias manos. Es una experiencia única. Fijaros que no requiere de nada demasiado especial, sólo tiempo, ganas e ilusión por pasar un rato juntos. Fácil ¿no?
- Por último, un objeto de este tipo facilita el juego simbólico de manera natural. La cantidad de historias, aventuras o situaciones que se pueden dar sólo tiene como límite la propia imaginación del niño. Pensad que para ellos una casa es un lugar muy especial. El más especial de hecho. Este espacio es donde vive junto con su familia, donde duerme, donde cena, donde tiene sus juguetes y su ropa… Una casita conecta directamente con el incosciente del niño, con sus proyecciones, sus miedos y sus fantasías más profundas.
0 comments on “Diversión en familia sin salir de casa”