La búsqueda del juguete perfecto. La oferta es infinita hoy en día. Y no sólo en las jugueterías. Panaderías, supermercados, librerías… prácticamente en cualquier establecimiento encuentras un rincón lleno de artilugios de colores atractivos para nuestros pequeños. Y sin embargo, dar con uno que realmente merezca la pena es misión imposible. Bueno, bonito y barato es una utopia que parece cada vez más lejana.
Hoy voy a contaros nuestro último gran descubrimiento en este campo. Ha llegado a nuestras vidas, de pura casualidad, un verdadero trébol de 4 hojas. Un juguete con forma ovalada. Por dos euros, podéis comprar en el Tiger una bolsa con cinco huevos de madera que os darán mucho juego. Os cuento nuestra experiencia.
UNA FAMILIA DE COLORES
Como ya os he contado en otras ocasiones, nuestra pequeña es “adicta” a jugar a las familias. Los estímulos de su entorno son clasificados y definidos constantemente como una unidad familiar (el tipo de unidad familiar que ella conoce por lo menos). ¿Dónde está el papá? ¿Dónde está la mamá? Da igual que sean piedras, lápices de colores o flores. En este sentido, el juguete del Tiger se adapta perfectamente. Cada uno de los huevos tiene una cara y un color diferente, y si bien a los ojos de un adulto pueden no constituir una familia convencional, es muy fácil para un niño entenderlos como tal.
Más allá de los gustos personales de nuestra pequeña, creo que este juguete funciona muy bien porque está pensado conscientemente y teniendo en cuenta las etapas de los niños y las necesidades e inquietudes que van desarrollando. Yo diría que la edad ideal para disfrutar de este juego está entre los 2 y 3 años.
BUENOS Y BONITOS
- Lo primero es que estéticamente son agradables para los niños. Su diseño, los colores, el material resultan agradables. No son excesivos ni abrumadores. La gran mayoría de los juguetes que se fabrican hoy en día son de plástico y cuentan con muchos colores atractivos, formas imposibles o artilugios varios para atraer la atención de los niños. Pero la intención final no va más allá, llamar la atención de los pequeños es su único objetivo. Punto y final. Ninguna de las personas encargadas del diseño o producción de esos juguetes han pensado más allá del momento de la compra. ¿De qué manera va a jugar el niño con ese juguete? ¿Qué le puede aportar? Este tipo de preguntas no va con ellos.
- Por otro lado, estos juguetes cuentan con una característica difícil de encontrar hoy en día. Son simples y sencillos. En mi opinión, en esta sencillez reside su mayor secreto. Este set de huevos de colores no está pre-determinado. Bueno en cierta manera sí, al fin y al cabo son cinco huevos de colores. Pero su simplicidad permite que sean muchas cosas diferentes en la mente del niño. Y aquí está la clave. Es un objeto muy bueno para fomentar el juego simbólico en los pequeños.
- Nuestra hija juega con ellos a que son una familia, este es el papá, esta la mamá, este el hijo… Hay otras veces que intenta colocar uno encima del otro y hacer una torre con ellos. También los saca de la bolsa, los ordena y los guarda, para luego volver a sacarlos y ordenarlos otra vez. Si vamos a dar una vuelta con el patinete se los lleva, y en algún momento de lucidez saca a algún afortunado huevo y lo monta con ella (no siempre con buenas consecuencias para el huevo). Como veis las opciones son infinitas. Los huevos dan mucho juego.
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