Una mujer se suicidó la semana pasada después de que un vídeo suyo con contenido sexual se volviera viral en su empresa. Tenía 32 años y dos hijos. Una situación traumática que refleja uno de los “nuevos” problemas que debemos afrontar como sociedad.
Voy a aprovechar la controversia que ha levantado este caso para reflexionar sobre la educación sexual y la manera que tenemos de tratar la sexualidad en nuestras familias y en nuestra sociedad.
Creo que hemos de apostar por una educación sexual más completa y más coherente. Dejémonos ya, perdón por la expresión, de poner preservativos en penes de plástico (o en calabacines en el peor de los casos), y tratemos de acercar a los jóvenes la complejidad de su sexualidad de la mejor manera posible.
¿CÓMO LO HACEMOS?
- Hemos de enseñar que el sexo y la sexualidad es algo natural, innato al ser humano y necesario para la propagación de nuestros genes. A parte de cumplir con una función biológica, es una actividad que produce placer, algo que todos (o casi todos) disfrutamos.
- Hoy en día el sexo sigue teniendo asociado un componente oscuro, de culpabilidad, algo que debe suceder detrás de las cortinas, relegado a lo privado. El placer oculto de lo prohibido se podría decir. Y por ello vídeos de este tipo se convierten en virales de manera irracional, aprovechándose del morbo y del placer que produce en las personas saber de la vida íntima de los demás.
- Hemos de trabajar los límites con nuestros niños. Tanto a nivel sexual como en otros aspectos de su vida. Hay que enseñarles a respetar la intimidad de los demás, y que en este mundo hiper-conectado en el que vivimos, hay que tener criterio y coherencia para decidir qué cosas está bien compartir y cuales no.
NIÑAS VS NIÑOS
- La persona de este caso es una mujer. ¿Casualidad? Puede ser, aunque yo personalmente no lo creo. Hoy en día las niñas, las jóvenes, las mujeres, siguen sufriendo un trato diferente a los hombres en lo referente a su sexualidad. Siguen siendo etiquetadas y estigmatizadas, se les exige más auto-control y se les condena cuando expresan libremente su sexualidad. Si queremos criar mujeres fuertes, seguras e independientes ofrecerles una educación sexual abierta y completa, es un aspecto fundamental a trabajar. Mostremos sin tapujos a las niñas la maravillosa complejidad de sus cuerpos, capaces de producir vida desde la nada. Y enseñémosles a su vez a disfrutar y experimentar el placer con esos cuerpos de una manera natural y orgánica, libre de complejos, de sentimientos de culpa o de inferioridad.
- De la misma manera, tenemos que educar a nuestros niños para que sean sensibles, respetuosos, abiertos y honestos (con los demás y con ellos mismos). Los chicos, una gran parte de ellos por lo menos, tienen una percepción distorsionada de la sexualidad, de la suya propia y de la ajena también. Hay mucho desconocimiento, mucha desinformación, muchos miedos y complejos. Esto provoca que los jóvenes tengan una aproximación al sexo muy brusca, guiada por el miedo a lo desconocido y la presión de los demás.
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