¿Qué pasa colega?

Tengo algo que confesar. Frecuentemente me encuentro en la puerta del colegio o de la guardería de mis hijos escuchando y observando a las madres y los padres. Defecto de formación. Me llama la atención la manera en la que se comunican, el lenguaje no verbal de mayores y pequeños o la manera de gestionar momentos difíciles. He de decir también que tener acceso a este micro-momento, uno de los más importantes del día, es una fuente muy valiosa de información para mi a nivel profesional.

¿CÓMO VAS A SER MI AMIGA?

He observado a veces en algunos padres la tendencia a utilizar un estilo de comunicación en el que el niño y el adulto están al mismo nivel. La “jerarquía” natural que que implica que los padres somos los referentes y los guías de la familias, se ha difuminado y la relación padre o madre-hijo ha mutado hacia una especie de “amistad”. Suelen utilizar expresiones como “lo que tú quieras colega”, “claro que sí amigo” o “pero bueno si somos amigos…”. Y la pregunta que me viene a mi a la cabeza cada vez que escucho es ¿somos realmente amigos de nuestros hijos?.

Yo creo que no. Creo que los padres hemos de ser eso, padres. Que en mi propia experiencia es mucho mejor que ser un amigo. Como padres abarcamos mucho más que los amigos, y tenemos acceso a momentos únicos y privados que un amigo nunca va a compartir. Ser padre significa ser testigo directo del desarrollo de una persona delante de tus ojos, una experiencia vital incomparable.

Sin embargo, viene con ciertas responsabilidades. Esta es la trampa. La parentalidad no se limita a aquellos momentos mágicos que se dan, sino que está llena de guerras de guerrillas que hay que ir afrontando cada día. Y uno de los retos más grandes e importantes es entender nuestro rol y nuestra posición como padres y las implicaciones que tiene. Los niños necesitan adultos seguros de si mismos y empoderados en su papel de líderes de la familia. No necesitan un amigo, necesitan un guía.

PADRES VS AMIGOS

¿Y por qué resulta tan difícil aceptar este papel de líder y de guía? Cada caso es diferente, pero hay algunos elementos comunes que se observan frecuentemente:

• La autoridad duele: ejercer la autoridad y de poli malo con tus hijos no es fácil, cuesta mucho. Cuesta decirles que no constantmente. Ir marcándoles cual es el camino y la manera correcta de hacer las cosas, que suele coincidir con que es la manera más aburrida también. Decir que no es complicado.
• Los fantasmas del pasado: el tipo de padres que fueron con nosotros tiene un impacto muy significativo en el tipo de padres en el que nos vamos a convertir. Para bien o para mal funciona así. Por eso en muchos casos querer hacer las cosas completamente diferentes hace que los padres tomemos estilos muy “rigidos” que no son beneficiosos para nuestras familias.
• El hijo ideal: de la misma manera que los recuerdos de nuestros padres y nuestra infancia, las fantasías y las ideas que nos formamos sobre como serán nuestros hijos también influyen enormemente en la manera de relacionarnos con ellos. Ser capaces de “armonizar” el hijo ideal con el hijo real es uno de los mayores retos psicológicos a los que nos enfrentamos como padres.