“Como dijo Gabriel Garcia Marquez, la vida no es la que vivimos, sino como la recordamos para contarla. En cierta manera la memoria humana es un acto creativo” (Facundo Manes).
Hace poco os hablaba en este blog sobre una de las ideas erróneas que tenemos sobre como funciona la memoria y sobre como generamos nuestros recuerdos. Esta semana voy a tratar otro de estos “mitos”. Creo que os ayudará a entender mejor esta capacidad tan maravillosa de nuestro cerebro.
“La memoria es como una maquina de fotocopias. Cuando buscas un recuerdo, recuperas una reproducción exacta de lo que sucedió en el pasado”.
Como por ejemplo cuando piensas en el momento en el que dijiste “sí quiero” a tu pareja, o cuando cogiste por primera vez a tu hija en brazos. Tenemos la sensación de que estos recuerdos están grabados a fuego en nuestras memorias. Que conocemos y somos capaces de recordar cada pequeño detalle del momento (el olor, la música, la gente alrededor…). Pero ¿es así realmente?
Los estudios demuestran que no. Que si bien las personas tenemos la sensación de recordar todo de manera perfecta y exacta, no es lo que sucede realmente. Frecuentemente recordamos detalles que no estaban ahí o cosas que nunca sucedieron. Y de la misma manera pasamos por alto y olvidamos aspectos que sí que ocurrieron. ¿Por qué sucede esto?
UN RECUERDO QUE OLVIDAR
Como he mencionado en ocasiones anteriores, nuestro cerebro elabora su propia película con la información que recogen nuestros sentidos del mundo exterior. Pensamos que lo que percibimos es una fotografía exacta de la realidad, pero no es así. Por un lado, porque nuestros sentidos están limitados y recogen la información de manera no exacta. Nuestra atención influye directamente en ellos y en aquella información que vamos a procesar más y vamos a registrar mejor. A su vez nuestra atención puede estar influenciada por el entorno, por como nos sentimos o por lo que hemos comido hace poco. La “película” que nuestro cerebro crea es una compleja multiproducción que tiene en cuenta un montón de diferentes variables del mundo exterior y del mundo interior.
De esta manera, el recuerdo que generamos y que queda grabado en nuestra mente es aquella “historia” que ha generado nuestro cerebro, aquello que nosotros hemos percibido y hemos registrado. En estudios de laboratorio, se ha demostrado que cuando se pone a prueba la capacidad de recordar de las personas ante situaciones determinadas, los detalles y carácterísticas son recordados con menor exactitud de la esperada. Tenemos la sensación de que recordamos todo perfectamente, pero cuando lo comprobamos empíricamente se confirma que no es así.
Esta carácterística específica de la memoria es muy importante por ejemplo para los crímenes o delitos en los que los testimonios de terceras personas son importantes a la hora de emitir un juicio o tomar una decisión. Los psicólogos especialistas en memoria defienden que hay que saber de las particularidades de la memoria humana y de su funcionamiento antes de confiar a ciegas en el testimonio de una persona.
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