A TODOS MENOS A MI
Hay infinidad de experimentos como el de Solomon Asch que demuestran la fuerza que tiene la presión social y la opinión de los demás en nuestras propias opiniones. Tenemos la tendencia a pensar que este fenómeno es “algo que le pasa a los demás” y que nosotros en tal situación reaccionaríamos de manera diferente y que seguiríamos fielmente nuestras convicciones. Sin embargo, en muy probable que actuarais como los sujetos del experimento.
No nos gusta creer o reconocer que nuestras decisiones pueden estar influenciadas por factores externos. Preferimos pensar que cada una de nuestras elecciones es el resultado de un proceso elaborado y detallado de toma de decisiones. PERO NO. Las creencias e ideas de la gente de nuestro entorno, así como las modas, las tendencias o las corrientes de pensamiento nos influyen muchísimo, en las decisiones grandes y pequeñas.
ANIMALES SOCIALES
No debemos pensar que dejarnos influir por otras personas es algo negativo, o algo que resta entidad a nuestras propias decisiones. Somos animales sociales, seres que se desarrollan y crecen dentro de un grupo y diseñados para vivir en sociedad. De hecho, hay muchos autores que consideran que la gran ventaja de la especie humana reside en su capacidad de colaborar y compartir objetivos comunes. A cambio de ello, la presión grupal o el conformismo social son peajes que debemos pagar.
Como he comentado en post anteriores del blog, es importante que entendamos la manera particular que tiene de funcionar nuestro cerebro. Ser conscientes de los distintos factores que influyen en nuestra toma de decisiones, por ejemplo, puede ayudarnos a conocernos mejor a nosotros mismos. De esta manera podemos entender las cartas con las que estamos jugando. Mientras tanto iremos a ciegas.
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