Hemisferio derecho llamando a hemisferio derecho

El cerebro humano se divide en dos mitades simétricas que se denominan el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho. Estas dos mitades se unen en el cuerpo calloso, un cúmulo de fibras nerviosas que funcionan como centro de coordinación entre estas dos partes.

Cada hemisferio procesa la mitad de la información del mundo exterior que recibimos a través de nuestros sentidos. La información de los cinco sentidos es procesada de manera cruzada, siendo el hemisferio derecho el que procesa el mundo que percibimos con los sentidos de la parte izquierda y viceversa.

LO MEJOR DE CADA MUNDO

El hemisferio izquierdo es el responsable del pensamiento lógico, numérico y racional. Procesa la información que recibe del mundo exterior de manera analítica y detallada y prioriza los hechos. Las matemáticas y el lenguaje ocupan una parte muy importante de esta zona izquierda.

El hemisferio derecho es el encargado de la parte emocional del individuo. La imaginación, la intuición y el ritmo por ejemplo se desarrollan en áreas de este hemisferio. Procesa el mundo de manera holística y global, tratando de contextualizar la información que recibe del mundo exterior.

El funcionamiento “normal” de las personas depende de que ambos hemisferios funcionen de manera coordinada. Aportando el hemisferio izquierdo el procesamiento lógico y racional del mundo exterior, y el derecho su visión global y emocional de la misma información.

EL DERECHO PRIMERO

Como explicaba en el post hace unas semanas, el cerebro necesita de mucho tiempo para desarrollarse y completar su maduración. Y este proceso, al contrario de lo que puede parecer, no es simétrico, y es la parte derecha del cerebro la que se desarrolla de manera más temprana. De esta manera, el comportamiento del niño en los primeros años se ve condicionado por esta asimetria en el desarrollo, y por el mayor protagonismo del hemisferio derecho.

Esto implica que los niños no funcionan igual que los adultos, y por ello frecuentemente tenemos problemas para “entendernos” con ellos. Los pequeños procesan todo de una manera más intensa, sus emociones (tanto las positivas como las negativas) alcanzan niveles exagerados, no entienden el tiempo, ni el razonamiento lógico, ni las leyes de causa-efecto.

En este contexto es importante que tratemos de conectar directamente con nuestros niños utilizando esta información que tenemos sobre el cerebro del niño. No tratemos que nuestros niños actúen de manera lógica y racional, entendamos las particularidades de su desarrollo neuronal, aceptémoslo tal y como es y tratemos de adaptarnos de la mejor manera posible. En muchas ocasiones utilizar nuestra propia parte emocional para conectar con ellos es la mejor práctica posible. Dejar a un lado el razonamiento lógico y actuar de manera instintiva y natural.