ESAS SON PURAS MENTIRAS

Se ha vuelto un mentiroso de repente. Dice mentiras por todo, por lavarse los dientes, los deberes… ¡Por todo!”. Es una queja recurrente en el mundo de la clínica infantil y familiar. Parece ser que los niños se convierten de la noche a la mañana en pequeñas máquinas de fabricar mentiras y ya no puede uno fiarse de ellos. ¿Por qué pasa esto? ¿Cuál es el click que hace en las cabecitas de nuestros pequeños para que esto suceda?

MOMENTO CRÍTICO

Es frecuente observar este fenómeno en niños entre 7 y 9 años. ¿Por qué en esta franja de edad? Porque son niños que se están haciendo mayores, y este es un momento crítico del desarrollo vital. Como en la mayoría de los casos, hay diferentes escenarios que pueden explicar esto. Pero yo voy a comentar con vosotros uno en concreto, que se observa frecuentemente en el contexto del trabajo con las familias y que se entiende desde la perspectiva de la Psicología Evolutiva.

Los niños pequeños, hasta los 5-6 años, son “gobernados” por sus padres de manera dictatorial (en el mejor sentido de la palabra). Hacen lo que dicen sus padres y no hay otra alternativa en su cabeza. No es que les parezca bien o mal lo que están haciendo los mayores, es que ni siquiera se plantea en su cabeza que pueda existir otra alternativa. Y de la noche a la mañana, esos pequeños seres tan obedientes, empiezan a escaquearse, mostrarse esquivos y a decir cosas que no se corresponden exactamente con la realidad. Ojo cuidado.

TE LO DIGO ASÍ PORQUE TE QUIERO

  • Preguntas y más preguntas. En el contexto clínico, se aprecia que muchas veces la aparición de esta tendencia a las mentiras se da ante preguntas como “¿Te has lavado las manos?” “¿Ya has repasado lo del examen de mañana?” “¿Has ordenado tu cuarto?”. Son preguntas que buscan chequear que el niño esté cumpliendo sus responsabilidades de manera adecuada (desde el punto de vista del padre). Y los niños se sienten “presionados” porque consideran que ellos ya son capaces de gestionar sus cosas y que no hace falta que los padres se preocupen tanto por ellos (desde el punto de vista de los niños).
  • Las palabras son difíciles. Para un niño es sumamente complejo poder llegar a formular y verbalizar ese sentimiento a un padre de una manera clara y coherente. Las herramientas de las que disponen no les permiten todavía eso. Es por ello que utilizan el “atajo” de las mentiras. Es una manera de decir “No hace falta que me preguntes tanto, ya soy mayor”. Pero esta formulación aparentemente tan sencilla lleva asociada una gran carga emocional, y por ello prefieren arriesgarse y mentir
  • Desde la Psicología del Desarrollo, estas mentiras nos se entienden como un intento deliberado de engañar o de querer salirse con la suya. Sino como una estrategia que encuentran los niños para poder poner de manifiesto que hay algo que está cambiando dentro de ellos y que no saben muy bien como explicarlo.

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